
Se preguntarán ¿quién es José Miguel Peña Virgili? Es un arquitecto que quiso dar el paso al emprendimiento y luchar por sus sueños. No es un camino fácil, pero cuando se realiza con alegría y dedicación, cada paso es una nueva oportunidad de crecimiento día a día. Por esta razón quisimos contarles sobre este empresario quien ha aprendido de sus negocios y lucha cada vez más por brindar una mejor experiencia a las familias a través del mundo de la construcción.
- José Miguel, ¿podrías contarnos en tus palabras quién eres?
Soy Arquitecto de profesión, pero podría autodefinirme como un emprendedor de corazón. Un hombre felizmente casado, padre de 3 hermosos hijos (Javiera, Agustina y Matteo).
He compartido 22 de mis 40 años con mi esposa Carola. Nos conocimos a los 18 años y desde ese momento nunca más nos separamos. Juntos hemos formado un hermoso hogar y de igual manera hemos desarrollado la vida profesional y laboral en conjunto, en nuestra empresa INSATEC, la que hoy se despliega en 3 áreas (Consultora, Constructora y Arriendo de maquinaria).
Nuestro anhelo es consolidar nuestro trabajo profesional en la zona y además tener el tiempo suficiente que nos permita pasar el mayor tiempo posible en casa con nuestros hijos. Creemos que la familia es la base para el desarrollo de las personas, y que ahí radica el éxito de todo. En ese sentido mi interés es lograr “no ser esclavo del medio”. Hoy todos se afanan por el dinero pero no valoran el tiempo. Es difícil encontrar personas con la libertad absoluta de hacer lo que desean en una sociedad tan asfixiante. La familia ha quedado en segundo lugar. Nosotros por el contrario, tenemos hoy el privilegio de administrar nuestro tiempo, tener una vida sana y en general ser felices.
- ¿Qué fue lo que te hizo elegir a la arquitectura como carrera?
Siempre tuve el interés por conocer otras ciudades, sus edificios, su gente, costumbres y cultura. Creo que finalmente la fusión de todo eso es la arquitectura y que mejor que estudiarla.
Para mí un edificio sin historia, cultura, costumbres o personas no tiene valor, es simplemente una cáscara sin sentido. El valor de todo proyecto de arquitectura se lo otorgan las personas, allí radica el corazón de la arquitectura, en conocer e interpretar a las personas, sus anhelos, sus sueños, su vida.
- ¿Qué rol crees que debe cumplir un arquitecto en la sociedad?
El arquitecto debe ser un intérprete de la sociedad. Entender lo que quieren desde lo más profundo. Sin embargo hoy es difícil ver eso debido al mercantilismo. La necesidad de producir y avanzar ha hecho perder la esencia de la arquitectura. Un mismo proyecto o diseño se implementa en el norte, centro o sur de nuestro país, no otorgando importancia a las condiciones climáticas, costumbres del lugar y forma de habitar de las personas.
Recuerdo cuando estudiaba en Alemania, y en mi paso por algunos países de Europa, que la arquitectura armonizaba con el entorno, dando respuesta a las necesidades de las personas. Cómo no alucinar en la ciudad de Berlín al visitar y recorrer la cúpula de cristal transitable del Reischstag, en el Parlamento de Alemania. Una obra maestra de Sir Norman Foster, basada en la “transparencia”, donde los ciudadanos pueden presenciar a los parlamentarios mientras sesionan, o si quieren pueden sólo disfrutar del recorrido y vistas, simplemente fantástico.
- ¿Qué debemos aprender de los países europeos respecto al cuidado de nuestro patrimonio cultural?
Que el Patrimonio es historia, es base, es génesis, es vida. Cuando visitas Italia, Francia, España o Praga en la República Checa y tienes el privilegio de visitar edificios o espacios públicos con cientos de años, la emoción te embarga. Te das cuenta que la arquitectura vive a pesar del tiempo y los años. Que la sociedad respeta sus edificios y su entorno, los cuida, los vive, les otorga valor. Entienden que sin pasado no hay presente ni mucho menos futuro. Que todo es una fusión armónica, un sistema vivo en constante movimiento que debe ser respetado y por supuesto conservado. Creo que eso debemos aprender de los países europeos.
Si luego de presenciar esto en Europa caminas por ejemplo por calle Barros Arana en el Paseo Peatonal de la ciudad de Concepción, puedo asegurarte que sería un paseo “no apto para cardíacos”. Ver como los más importantes edificios patrimoniales de esa avenida han sido literalmente “asesinados” con remodelaciones de tiendas comerciales, te mata el alma. Simplemente la historia no importa, puede ser borrada y olvidada.
- ¿Cómo valora el aporte, a la identidad cultural y el desarrollo urbano, que entrega la actual expansión inmobiliaria de las ciudades chilenas? ¿Qué crítica puedes realizar?
Creo que hoy se privilegia la venta. La cantidad de m2 que vendes al mes está por sobre la necesidad de entender e interpretar la forma de habitar de las personas y la real solución que debes entregar como proyecto de arquitectura.
Lo anterior es entender lo que nuestra sociedad necesita y no lo que las inmobiliarias necesitan. Consecuentemente con ello creo que en la actualidad no hay un verdadero aporte a la identidad cultural. Más bien se ha generado un importante crecimiento y expansión de las ciudades pero no lo llamaría un desarrollo urbano. Claramente “más no es mejor”. Por lo mismo, hoy no existe trascendencia en la arquitectura habitacional.
Tengo la esperanza que ello mejorará en el futuro. Que las políticas públicas de vivienda, así como los planes reguladores de las comunas se convertirán en verdaderas herramientas para el desarrollo urbano pensado en las personas y en sus verdaderas necesidades, confío en ello…
- ¿De qué forma cree que puede aportar, con su experiencia, a la comunidad?
Puedo seguir aportando mucho desde mi experiencia profesional como arquitecto. He dirigido equipos profesionales por más de 10 años con diversos proyectos ejecutados en beneficio de la comunidad. Lo anterior sumado al constante trabajo implementado en terreno, me ha permitido entender sus necesidades e implementar soluciones concretas para ellos. Es esa experiencia la que procuro seguir realizando en cada uno de los proyectos que desarrollo hasta el día de hoy, entregando identidad y calidad en cada uno de ellos.
- ¿Qué sueño profesional, ligado a lo personal, le falta por cumplir? ¿Está haciendo algo para llevarlo a cabo?
Hoy, en un terreno propio de 4 hectáreas, junto a un grupo de profesionales, el apoyo del Alcalde y de diversos parlamentarios del distrito, estamos desarrollando un proyecto habitacional de viviendas sociales para 186 familias en la Región del Biobío. Espero en Dios que mi experiencia nos permita no solo entregar una vivienda digna y confortable a las familias que esperan por más de 15 años una solución habitacional, sino que principalmente nos dé la oportunidad de hacer realidad el sueño de la casa propia a muchas personas que tienen anhelos y proyectos en su vida y que, a mi parecer han esperado demasiado.
Tengo la más absoluta convicción que llevar a cabo este proyecto no solo será un gran desafío profesional, sino que además será una bonita y esperada oportunidad de aportar felicidad, desarrollo y plenitud en muchas familias en la Región del Biobío.
- Si pudieras retroceder en el tiempo, ¿qué cambiarías de tu vida?
Si pudiera hacerlo, definitivamente no cambiaría nada. Creo que cada una de las experiencias vividas, buenas y malas, me han permitido forjar mi carácter, mis valores y mi vida. Doy gracias cada día a Dios por la vida que me ha permitido llevar y por la hermosa familia que he podido formar junto a mi esposa y mis 3 hijos y que definitivamente han sido el pilar fundamental de mi desarrollo profesional y emocional. Creo desde lo más profundo de mi corazón que esa es la esencia del éxito y la felicidad.
Si quieres contactar a José Miguel Peña Virgili, puedes revisar su Twitter o su Facebook.
One thought on “José Miguel Peña Virgili, CEO de INSATEC”